La inflación, los eventos climáticos extremos y la guerra de Ucrania elevarán el costo de las importaciones de alimentos este año a un récord de 1,8 billones de dólares; pero la comida que recibirán las naciones compradoras será menos, alerta un nuevo estudio de la ONU.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señaló este jueves que aunque los países gastarán este año un récord de 1,8 billones de dólares en la importación de los alimentos que necesitan, la cantidad de comida que comprarán no será más, sino menos.
En su informe de perspectivas alimentarias para 2022, la FAO expresó preocupación por esta situación, que obligará a los países más vulnerables a asignar mayores partidas presupuestales al rubro de la alimentación sin que por eso vayan a mejorar el acceso de su población a la comida y la nutrición.
El economista líder del estudio, Upali Galketi Arachilago, explicó que en vista del aumento vertiginoso de los precios de los insumos, la preocupación por el clima y el aumento de las incertidumbres del mercado derivadas de la guerra en Ucrania, las previsiones de la FAO “apuntan a un posible endurecimiento de los mercados de alimentos y a que las facturas de importación de alimentos alcancen un nuevo récord”.
El estudio abundó que los costos fijos cada vez más altos para los agricultores de insumos agrícolas como fertilizantes y combustibles impulsarán la factura global de importación de alimentos al nivel más alto jamás registrado.
La cantidad adicional que se gastará este año en importaciones de comestibles debido al alza de los precios ascenderá a 51.000 millones de dólares.
Grasas animales y aceites vegetales a la cabeza
Las grasas animales y los aceites vegetales serán los principales contribuyentes al aumento de las facturas de importación este año, “aunque los cereales no se quedan atrás en los países desarrollados”, apuntó la FAO.
Agregó que los países en desarrollo, en su conjunto, están reduciendo las importaciones de cereales, oleaginosas y carne, lo que refleja su incapacidad para cubrir el aumento de los precios.
Entre las naciones más vulnerables, la FAO estimó que los países menos adelantados no tendrán otra opción que gastar un 5% menos en la importación de alimentos este año.
Para los Estados de África Subsahariana y otras naciones que compran más alimentos de los que exportan, la agencia previó que obtendrán cantidades más bajas de alimentos esenciales por el aumento en los costos.
Señales alarmantes
“Estas son señales alarmantes desde una perspectiva de seguridad alimentaria”, alerta el informe, advirtiendo que “a los importadores les resultará difícil financiar los crecientes costos internacionales”, lo que podría dar lugar a emergencias humanitarias.
Para ayudar a evitar una inseguridad alimentaria aún mayor entre las naciones de bajos ingresos y para garantizar las importaciones de alimentos, la FAO recomienda la creación de un mecanismo de apoyo a la balanza de pagos.
El informe también da cuenta de una disminución en la producción mundial de cereales en 2022 por primera vez en cuatro años.
No obstante, aclara que esto no impactaría el consumo humano de cereales, sino que se observaría en una menor cantidad de trigo, cereales secundarios y arroz que se utilizan en la alimentación animal.
En cuanto a las existencias mundiales de trigo, proyecta un aumento marginal en 2022, sobre todo debido a las mayores reservas anticipadas en China, Rusia y Ucrania.
Por otra parte, las cosechas y la demanda de maíz registraría un nuevo máximo a causa de una mayor producción de etanol en Brasil y Estados Unidos, y de la producción industrial de almidón en China.
Los pronósticos indican que el consumo mundial de aceites vegetales superará la producción, a pesar del racionamiento esperado de la demanda.
Carne y leche
La FAO planteó que, si bien se espera que la producción de carne disminuya en Argentina, la Unión Europea y Estados Unidos, las exportaciones globales aumentarían un 1,4%, lideradas por un alza del 8% en la producción de carne de cerdo en China.
La producción mundial de leche se expandiría en 2022 más lentamente que en años anteriores, frenada por rebaños lecheros más pequeños y menores márgenes de ganancia en varias regiones productoras importantes.
Para la producción mundial de azúcar se espera que aumente después de tres años de caída, impulsada por ganancias en India, Tailandia y la Unión Europea.
Con respecto a la pesca, la agencia pronostica que la producción acuícola aumentará un 2,9 %, mientras que la pesca comercial se incrementaría apenas un 0,2 %.
Países que precisan asistencia alimentaria exterior
Para acompañar su informe de perspectivas alimentarias, la FAO publicó un documento con la lista de 44 países que necesitan asistencia exterior en el rubro de los alimentos, de los cuales 33 están en África, nueve en Asia y dos en América Latina y el Caribe.
En este renglón, señaló que las condiciones empeorarían en África occidental, debido a los conflictos, los elevados precios de los alimentos y las reducidas cosechas. También consideró alarmante la situación en África oriental y estima que las necesidades humanitarias también aumentarán en África austral a finales de 2022 debido al impacto de las condiciones meteorológicas adversas.
Haití y Venezuela son los países de América Latina y el Caribe que precisan asistencia exterior.
De Venezuela, la FAO destaca que el número de refugiados y migrantes se estima en 6,04 millones de personas -con las mayores concentraciones localizadas en Colombia, Perú, Ecuador y Chile-, y detalla que 3,5 millones de esos venezolanos necesitan ayuda alimentaria.
Sobre Haití, el documento estima que unos 4,56 millones de personas enfrentan una inseguridad alimentaria aguda y necesitan asistencia urgente.
Argumenta que los altos niveles de inseguridad alimentaria son el resultado de las reducidas cosechas de cereales consecutivas entre 2018 y 2021, y de los elevados precios de los alimentos, agravados por la agitación sociopolítica y dos catástrofes naturales (un terremoto de 7,2 grados y una tormenta tropical) en agosto de 2021.
Además, subraya que la falta de oportunidades, una mayor inseguridad y las difíciles condiciones macroeconómicas podrían incrementar la inseguridad alimentaria.