LOS RETOS DE LA EMPRESA ANDALUZA

Artículo del Presidente de CEA publicado en Agenda de la Empresa Nº 204

Ahora que abordamos el último cuatrimestre de este año y comienza un nuevo curso político, podemos afirmar que hoy estamos en un nuevo escenario económico y empresarial, en Andalucía y en el resto de España. Ya no son tan urgentes las grandes reformas; ya no es urgente devolver confianza a los mercados internacionales, como lo demuestran la estabilización de nuestra prima de riesgo o las declaraciones más o menos positivas de instituciones como el FMI. Los datos macroeconómicos y también los sectoriales desgranan día a día novedades cada vez más satisfactorias.

Estamos en un nuevo escenario en el que lo más importante es salir de las crisis para crecer. Éste es el gran reto que hoy tenemos todos por delante: volver a la senda de crecimiento más o menos sostenido que ha sido la tónica de nuestro desarrollo desde el fin de la segunda guerra mundial. Y para eso sólo hay un medio eficiente: la empresa. Más y mejores empresas. Con mayor dimensión. Con mejor financiación. Y todo ello en un escenario de estabilidad y confianza.

También estamos ante un nuevo escenario sociopolítico. En estos últimos meses, hemos vivido dos convocatorias electorales, y estamos pendientes de la convocatoria de otras dos nuevas, las catalanas en su ámbito territorial y complejo contexto, y las elecciones generales. Esos procesos electorales han configurado un nuevo escenario político en todo el territorio español, en el que los tradicionales partidos mayoritarios han perdido su capacidad de gobernar por sí mismos, y ahora requieren de terceros para consolidar sus gobiernos.

Y en ese sentido, no creo que hasta el momento se hayan producido buenas noticias en muchos de los territorios y de las administraciones de nuestro país, pues la mayoría de las propuestas que se están poniendo en marcha o anunciando tienen relación con medidas de carácter social, paliativas de dificultades, pero no generadoras de soluciones. Sin duda alguna, ése no es el camino para salir de la crisis. El camino es más empresa, más actividad productiva y, por tanto, más empleo y más ingresos.

Andalucía, sus empresas, precisan estabilidad, seguridad jurídica, certeza económica, criterios claros y coherencia. Por ello, desde el mundo empresarial seguimos apostando, y no nos cansaremos de ello, por la gestión privada de servicios; la simplificación y agilización administrativas; las inversiones en hacer más productivos nuestros parques empresariales y polígonos industriales, así como el apoyo a las infraestructuras de desarrollo. También abogamos por facilitar la actividad productiva de los sectores turístico, logístico, comercial, aeroespacial, tecnológico, agroalimentario, minero y muchos otros. Esa debe ser la senda por la que discurran los nuevos gobiernos.

En este nuevo escenario es importante, más que nunca, nuestra imagen como sociedad. Debemos promover una imagen de Andalucía sin estereotipos y tópicos, que responda a la realidad social y económica. Una Andalucía, que sea un lugar idóneo para la inversión. Esta imagen debe poner en valor nuestra tierra, nuestro capital humano y nuestro nivel de desarrollo económico y social y proyectar hacia el exterior una nueva imagen de Andalucía, moderna y fiel a nuestra realidad. Debemos renovar la “Marca Andalucía”, a través de propuestas solventes como ya hemos realizado a la presidenta de la Junta de Andalucía.

En esta cuestión es importante implicar a todos los territorios andaluces para sumar fortalezas, esfuerzos y compromisos, huyendo de localismos y protagonismos estériles. En tal sentido, ese eje económico y empresarial Sevilla – Málaga, que está comenzando a diseñarse, es una buena noticia para toda Andalucía, pues difunde un mensaje de unidad y trabajo conjunto que beneficia a todos.

Asimismo, necesitamos responsabilidad en la clase política, que es la que nos gobierna. Por ejemplo, uno de los grandes problemas de Andalucía es su imparable proceso de desindustrialización y, a la vez, la necesidad de favorecer una mayor inversión en su territorio. Ése es un elemento esencial para el desarrollo en nuestra región: la industria.

Es cierto, que ésta es, también, una responsabilidad y un reto de las empresas. Las grandes corporaciones industriales, que ya operan en Andalucía, deben ser elementos tractores para el desarrollo de la pyme industrial andaluza, para que así se creen las sinergias y alianzas que permitan a nuestras empresas, sobre la base de las necesidades de las ya instaladas en Andalucía, optar a nuevos productos y nuevos mercados, y que susciten igualmente el incremento de su dimensión.

También es innegable que para que las empresas den un salto adelante que tire de nuestra economía y se cree empleo es imprescindible una apuesta por la productividad y la innovación. Y no hablamos sólo de grandes desafíos tecnológicas o científicos, nos referimos también a revisar todos nuestros procesos productivos en clave de eficiencia. En este ámbito, no hay que olvidar que necesitamos mejorar la formación de las personas. La competitividad de las empresas reside principalmente en la suma de lo competitivos que sean sus propios trabajadores y profesionales, y éste es un gran reto que tenemos que alcanzar.

Por otra parte, ni España ni Andalucía tienen un problema exclusivo de cantidad de empresas, sino de tamaño de éstas. Por tanto, deben adoptarse medidas decididas que apoyen el crecimiento de la dimensión de las empresas andaluzas, y que estén relacionadas con la fiscalidad, la seguridad jurídica, el acceso de pymes a la tecnología, la mejora de la financiación, el fomento de fusiones, y un largo etcétera de movimientos a realizar en este sentido.

Es sabido que Andalucía y su tejido económico tienen una elevada exposición a sectores afectados por diversos retos en materia de sostenibilidad, por lo que el desarrollo de una Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de vanguardia en las empresas e instituciones es una fuente de competitividad a largo plazo, que todos debemos impulsar.

Tenemos que saber explotar al máximo la posición estratégica única que tiene nuestra región. Éste es un reto que, además, es una gran oportunidad. Disfrutamos de importantes recursos naturales y culturales, únicos y no sujetos a deslocalización. Desde este punto de vista, sacar el máximo provecho de esta situación sólo está en unas manos, las nuestras. No esperemos que otros hagan lo que nosotros podemos hacer ya.

En conclusión lo importante, ahora mismo, es salir de la crisis para crecer. En ese contexto, resurge con fuerza la unidad de las organizaciones empresariales y su capacidad para gestionar profesionalmente intereses.

Frente a una representación política diversificada y demasiado empeñada en confrontar unos con los otros para obtener réditos electorales, las organizaciones empresariales tenemos que permanecer unidas, mostrando un criterio común, haciendo de nuestras propuestas un eje de confianza y certeza para los actores políticos, que al asumir esas propuestas saben que cuentan con uno de los mayores avales posibles: el de la participación de las organizaciones empresariales legalmente constituidas y reconocidas. Somos garantía de legitimidad y confianza para los nuevos gobiernos, pues si una idea responde a nuestras demandas, seguro que responde también a las necesidades de empresas y ciudadanos, en general.

Entre todos tenemos que recuperar el diálogo social, la participación y la lealtad institucional en la que cada cual rinde cuenta ante sus asociados y mantiene en el tiempo sus decisiones. Empresa y diálogo social son el camino más directo y posible para la salida de la crisis, para crecer y desarrollarnos, ante un nuevo escenario político, económico, empresarial y social en Andalucía.

Javier González de Lara