5 de febrero de 2021.
De forma reiterada me consultan estas semanas con qué perspectiva afrontamos este 2021. “Con esperanza”, comienzo siempre, casi como un resorte. Pues es la esperanza condición irrenunciable para afrontar el día a día. Expectante, confiado, aguardo, como todos, el impacto de una vacunación masiva y su efecto definitivo en el control de la pandemia, que será el prólogo de la recuperación económica. A esa esperanza, no obstante, le apostillo “con cautela”. Porque los datos sobre la mesa obligan a la prudencia, tras un cierre de 2020 que quebró la tendencia tradicional de una mejoría del empleo por la campaña de Navidad. Ni ese respiro ha concedido el coronavirus, con 969.437 andaluces sin trabajo cuando escribo estas líneas. Y no les redondeo la cifra, igual que les especifico que son 102.623 las personas en ERTE en nuestra Comunidad, insistiendo en que tras cada número hay un rostro, un drama familiar.
Ser sensibles y cercanos a la realidad desesperada de tantos hogares andaluces. De tantos empresarios y autónomos que generan empleo al desarrollar sus proyectos vitales en cada barrio y municipio. Esa es nuestra máxima preocupación desde la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA); lograr, al mismo tiempo, que lo sean también nuestros gobernantes al determinar restricciones de movilidad, horarios, aforos y ayudas frente a la COVID-19. La dimensión de esta emergencia social alcanza su máxima expresión con una comparativa: en la gran crisis financiera desatada en 2008 y durante cinco años, la economía andaluza se contrajo un 10%. En un lustro, subrayo. Ahora, en menos de un año y por mor del virus, la economía andaluza se ha contraído un 11%.
Por ello, con una tasa de paro en Andalucía que ronda el 24%, todo el afán de CEA es acompañar a las empresas y los autónomos andaluces; sostenerlos para que sobrevivan en este escenario abierto. El mantenimiento de la actividad productiva será el gran logro de 2021, sabiendo que, ya erradicada la pandemia, “las tres D” de la competitividad seguirán aguardando: densidad, dimensión y diversificación de la acción empresarial. Crecer en las tres será una prioridad para el desarrollo de nuestra Comunidad, donde el medio millón de empresas en activo sigue siendo insuficiente para igualar la media nacional. Para ello necesitamos cien mil empresas más.
Atrapados en esta incertidumbre, víctimas de un período de entrecrisis que abarca desde la estructural del año 2008 a esta coyuntural del coronavirus, observo a nuestros jóvenes invisibles. Son probablemente los hombres y las mujeres más preparados de la historia de España frente a un mercado de trabajo devastado. La crónica de la pandemia, marcada por la urgencia de los acontecimientos, deja en un segundo plano a quienes, paradójicamente, son la esperanza de nuestra recuperación económica y como país. Y sobre esta generación pesa ya la sombra de una perpetuación de esa falta de oportunidades.
Desde CEA hacemos nuestra la preocupación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que ha identificado a la población joven como uno de los segmentos más vulnerables ante la crisis COVID-19. La cronicidad del desempleo, la obligada contención de los salarios; los obstáculos, en definitiva, para una inserción social que favorezca su emancipación y disipe la emigración y la fuga de talento son otros efectos de la pandemia de los que no se habla en su justa medida.
En este sentido, no puedo estar más de acuerdo con las conclusiones del informe “Jóvenes y mercado laboral en España” del Consejo Económico Social (CES), que señala la necesidad de mejorar la participación de los menores de 25 años en la formación programada por las empresas; reforzar la formación dual como garante de una mejor inserción en el mercado laboral, y limar los desajustes existentes entre las titulaciones de los egresados en formación profesional y las necesidades del tejido productivo.
De un modo muy pertinente, este número de Agenda de la Empresa se vuelca en las mujeres STEM, andaluzas que impulsan con su talento la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas ocultas tras ese acrónimo. Y, al hilo de estas ideas sobre el mercado de trabajo que encaran los jóvenes, se impone hoy en Andalucía una necesidad, común al resto de España: la de robustecer la presencia femenina en ámbitos educativos y formativos vinculados a las actividades industriales. Como desarrolla CES en su informe, estas van desde las profesiones STEM en las categorías más cualificadas hasta las áreas de industria en la formación profesional. En esos estratos en los que el empleo es menos vulnerable, deben estar más mujeres. Ahí falta su talento; son ámbitos incompletos si no están ellas, como defendemos con firmeza desde el Consejo de Igualdad de CEA.
Así las cosas, les resumo: Recuperación. Empleo juvenil. Protagonismo femenino. Cinco palabras para enunciar otras claves de este 2021. Cinco palabras para coronar los 42 años que CEA cumple este invierno al servicio del desarrollo de Andalucía. Caminamos poco a poco hacia el medio siglo de historia. Más de cuatro décadas dando voz a los empresarios andaluces y en nuestra memoria ningún momento que alcance a este en dificultad. Lo superaremos con autoexigencia y desde el compromiso social. Interpelando a nuestros gobernantes sobre qué futuro estamos procurando a nuestros jóvenes. Alertando sobre el talento al que estamos renunciando si no derribamos barreras. Las empresas del siglo XXI se interrogan, nos interrogamos sobre todo ello. Y, aún en plena crisis, intentaremos alumbrar las respuestas.
Javier González de Lara y Sarria. Presidente de CEA.
Agenda de la Empresa. Artículo. Los jóvenes, Nuestra gran esperanza.