9 de febrero de 2022.
“Las empresas, fundamentales para el desarrollo en los países necesitados”, sesión con Ortega Carpio, directora de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
El Observatorio Empresarial para la Consecución de la Agenda 2030 (OECA), promovido por la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) con la colaboración de Unicaja Banco, ha desarrollado un nuevo debate virtual en el marco de los Diálogos OECA. En esta ocasión, lo ha hecho bajo el título “Una nueva solidaridad, cooperación al desarrollo y Agenda 2030”.
La convocatoria ha contado con María Luz Ortega Carpio, directora gerente de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID), doctora por la Universidad de Córdoba en Ciencias Económicas y profesora titular del Área de Economía Aplicada. Sus trabajos de docencia, investigación y extensión universitaria se han centrado en el campo del desarrollo y la lucha contra la pobreza al servicio de la sociedad civil, a través del análisis y estudio de las instituciones y de las políticas. Formó parte del equipo encargado de elaborar el Plan de Acción para la Implementación en España de la Agenda 2030 y el Examen Nacional Voluntario de España ante las Naciones Unidas.
También ha participado Enrique Yeves Valero, director del Instituto de Estudios de Naciones de Unidas. Ha moderado la el coloquio entre ambos Manuel Bellido, director de OECA, quien en su presentación ha destacado que el momento histórico que vivimos: “Hoy influye de manera determinante lo que se entiende por cooperación, multilateralidad, solidaridad, transversalidad y articulación de actores en el ámbito de la diplomacia global”. Por ello, esta convocatoria de Diálogos OECA se ha centrado en la cooperación internacional y en las políticas de solidaridad global.
Respuesta global ante desafíos mundiales
En su intervención, Ortega Carpio ha manifestado que vivimos en un mundo “muy complejo, en constantes cambios, con nuevos problemas que tiene que afrontar la humanidad. Y no se circunscriben a un país o región, porque son desafíos mundiales que necesitan una respuesta global. Para ello se dispone de instrumentos como la cooperación al desarrollo, que no sólo debe afrontar estos retos desde las instituciones. También es necesaria una interconexión con la sociedad para integrarlo en nuestra cotidianidad personal”.
Para la directora gerente de AACID, “no es suficiente la ayuda económica para la cooperación porque hay que abordar otras desigualdades que se viven en los países receptores”. Ello requiere tener una sensibilidad más amplia y que “exista coherencia en las políticas de cooperación con los destinatarios, de manera coordinada y conjunta para que esa ayuda sea más eficaz”. En este sentido, ha señalado que la eficacia no está sólo en que el dinero llegue al destinario sino en que el resultado obtenido sea eficiente”. Para ello, subraya, hay que “fortalecer los instrumentos actuales y es importante también que se intervenga internacionalmente de manera conjunta”. Para esa coordinación global “existe actualmente un marco muy claro y que nos señala el camino: la Agenda 2030”.
Según Ortega Carpio, es preciso “contribuir también en los procesos desarrollo mediante la cooperación directa con proyectos concretos a favor del desarrollo de los más vulnerables como la mujer y lo menores, entre otros. Y generar así oportunidades en salud; educación; infraestructuras básicas; fomento de la actividad agraria y pesquera, y servicios en los territorios objetivos”. En este caso, ha añadido, “nuestro sector empresarial tiene un papel fundamental para facilitar el desarrollo directo en los países necesitados de ayuda, pues facilitan el impulso de su tejido empresarial. Por supuesto, esta labor ha de tener el apoyo de sus gobiernos, a través de la cooperación internacional y con la participación también las ONG, que es un elemento clave”.
Implicación de los gobiernos receptores
Por su parte, Yeves ha manifestado que la ayuda a la cooperación para el desarrollo en el ámbito macroeconómico sólo puede ser implementada desde los gobiernos de los países que reciben este apoyo. El director del Instituto de Estudios de Naciones Unidas apostilla, no obstante, que la cooperación “debe también acercarse al nivel personal, porque la ayuda individualmente puede ser más eficaz, aunque represente “gotitas” porque evidencia su efecto a nivel local”. Yeves ha expuesto que los países no deben apoyar el desarrollo de otros solos y de forma unilateral sino que deben sumarse a la cooperación internacional con unidad de acción. En este sentido, la Agenda 2030 es el instrumento decisivo para la orientar la cooperación internacional al desarrollo.