18 de diciembre de 2020.
Siguen siendo días de incertidumbre. Enfocados ya en nuestra recuperación, aún queda trecho hasta que la pandemia sea pasado. Y, sin embargo, estrenamos un nuevo aliento, una nueva esperanza: la que nos procuran las medidas contra la COVID-19 para estas fiestas en Andalucía, con ampliación de horarios y sin restricciones de movilidad entre las provincias. Necesitábamos un bálsamo; una recompensa al sacrificio de las familias andaluzas. Aquí lo tenemos, con la responsabilidad personal de no bajar la guardia. Un balón de oxígeno para buena parte de la economía andaluza, estrangulada, sobre el que no deja de pesar el aviso de nuestros sanitarios de una tercera ola en enero. No obstante, nuestra Hostelería sigue sufriendo agotada tras nueve meses de pandemia. Y, aunque deba prevalecer el criterio de los expertos, su queja por esa anhelada continuidad del horario vespertino debe ser escuchada: para los hosteleros, especial sensibilidad y más medidas de apoyo.
Afrontamos así unas Navidades insólitas, ensombrecidas por ausencias y pérdidas y por cifras dramáticas: unas 20.000 empresas desaparecidas en Andalucía; arrasado el 5% de nuestro tejido productivo. Una tasa de desempleo del 23,8% en la región, en la que más de 90.000 trabajadores continúan en ERTE. Estoy con quienes sostienen que el siglo XXI ha comenzado realmente con este hito feroz del coronavirus, inaugurando un tiempo nuevo con la mayor recesión de la Historia desde la II Guerra Mundial.
Nos deja este 2020 varios aprendizajes: la presión fiscal y la falta de liquidez han sido agresivas con los empresarios, las pymes y los autónomos andaluces. No ha sido así en el resto de Europa. Por suerte, el otoño se enmendó con el Plan de Ayuda a pymes y autónomos con casi 667 millones de euros. Un acuerdo sin parangón en el resto de España firmado por CEA con la Junta, ATA y Cámaras de Andalucía. El mejor plan posible en el peor momento de nuestra historia reciente. En la patronal andaluza entendemos que tal logro, fruto del consenso, es el camino a seguir. No nos damos por satisfechos tampoco; demandaremos más ayudas. Insistiremos en el debate moderado.
Ante un 2021 en ciernes, confío en el Plan Europeo de Recuperación o, mejor dicho, en que como país exhibamos músculo y agilidad desde la Administración pública ante el singular desafío de que los fondos comunitarios lleguen en plazo, cuando se necesitan, a las empresas andaluzas. Sirvan estas páginas para insistir en la mano tendida del empresariado andaluz a la Administración: la colaboración público-privada es garante de eficacia para dinamizar el flujo de las ayudas.
El mismo efecto terapéutico de los fondos UE lo adivino en la internacionalización de nuestras empresas. Una salida innovadora de la crisis exige nuestra apertura al mercado exterior. Aunque las exportaciones andaluzas hayan descendido cerca de un 16% respecto al año pasado, las cotas logradas por Andalucía, -más de 30.000 millones en exportaciones-, manifiestan que somos capaces. Tenemos ahí una baza.
Hoy estamos lejos de aquel escenario de primavera, pero no lo olvido: en el primer estado de alarma, -y durante 99 días-, los empresarios asumieron la justificada vulneración del derecho de empresa. Su ejemplaridad en el respeto a las restricciones habla de su conciencia de país, de su responsabilidad social. Por ellos y para ellos seguiremos trabajando para que su compromiso con la salud y con sus clientes tenga de réplica el apoyo de las administraciones.
Javier González de Lara y Sarria. Presidente de CEA.