7 de mayo de 2020.
Artículo del Presidente de CEA publicado en Agenda de la Empresa. Núm. 256.
Abordar la recuperación de la actividad económica y empresarial no será fácil, se hará de manera progresiva y requerirá su tiempo, dada la situación extremadamente delicada y compleja en la que nos hallamos. Se trata, además, de un proceso que se desarrollará de distinta manera según los sectores productivos o los territorios. En todo caso, será una ingente tarea que habrá que afrontar con visión de Estado y altura de miras.
Para esta labor será imprescindible, la unidad. Empezando por los responsables políticos institucionales, que deben coordinarse más, demostrar mayor fortaleza, llegar a un diagnóstico común y plantear una hoja de ruta definida para alcanzar acuerdos concretos.
No se trata tanto de alcanzar un gran pacto que todo lo abarque, cuanto de lograr soluciones parciales sobre lo que necesita y demanda la sociedad, las empresas y los sectores productivos. Hay que transmitir estabilidad, seguridad y certidumbre. Unos acuerdos que sólo serán efectivos si cuentan con la participación de los agentes económicos y sociales a través del Diálogo Social.
La principal infraestructura de un territorio es el Diálogo Social. Una herramienta por la que empresarios y sindicatos asumen responsablemente su cuota de participación ante circunstancias complejas, a la vez que renuncian a posiciones exclusivamente individuales y contribuyen a construir una posición común. Es también uno de los instrumentos que la democracia ofrece en la acción del Gobierno para ayudar a diseñar sus políticas y que se refuerzan con el apoyo de los agentes económicos y sociales.
Para impulsar este diálogo de manera fructífera, los partidos políticos tienen que participar con una actitud muy abierta y generosa, por lo que han de aparcar sus diferencias más ideológicas y electoralistas, y centrarse en el ejercicio de su responsabilidad de búsqueda del bien común mediante la generación de empleo y riqueza; en definitiva, generar confianza y apostar por las empresas, porque son ellas las que tienen que tirar de la recuperación de la economía.
Por tanto, sin esperar al “día después” del Covid-19, es urgente impulsar una amplia interlocución que facilite este Diálogo Social, bajo unos criterios de absoluta lealtad institucional, con la participación de las organizaciones empresariales más representativas, sindicatos, las distintitas Administraciones Públicas y los grupos políticos Y en el centro de toda esa actuación debe estar la empresa, porque en ella reside la solución para salir del agujero económico y social.
La empresa es el referente al que hay aferrarse a la hora de pensar en el mañana. Ahora y luego, cuando todo pase, será esencial reivindicar el “valor de la empresa”, por su generosa contribución de progreso a todo lo que le rodea y por su capacidad transformadora para crear empleo, calidad de vida y bienestar social. Para colocarla en el centro de la reactivación económica no sólo hay que apoyarla de manera genérica, sino también dejar el camino expedito para que actúe con libertad. Porque la libertad de empresa siempre ha sido la base del desarrollo económico y social.
CEA reivindica de nuevo la trascendencia de la empresa en la sociedad, su capacidad de generar bienestar, empleo y actividad económica desde la libertad individual. Porque la libertad es la máxima legitimidad para ser empresario y no debe ser cuestionada, porque es consustancial con la democracia.
Durante la pandemia se ha vuelto a generar, tal como ocurrió en la pasada crisis financiera, un discurso proclive hacia lo público y a la vez muy receloso de la actividad empresarial. Un relato, además, alimentado ideológicamente por el sofisma de que lo público siempre es mejor que lo privado, y que los derechos de las personas sólo se garantizan si se prestan desde una entidad cuya naturaleza jurídica sea pública o estatal.
Todo ello, dañaría aún más al sufrido tejido empresarial post Covid-19, impediría su desarrollo y, en consecuencia, la propia recuperación de la actividad económica.
Insistimos, por tanto, en la absoluta necesidad de plantear la regeneración económica y empresarial desde el Diálogo Social y con la necesaria unidad de acción. Es la mejor fórmula para impulsar de nuevo el desarrollo económico y empresarial de nuestra tierra, y con ello, el bienestar de toda la sociedad.
Javier González de Lara y Sarria.