El derecho a la estabilidad institucional

21 de noviembre de 2018.

  • Artículo del presidente de CEA publicado en la Agenda de la Empresa.

 

Gran parte de la literatura política desde la época napoleónica ha tratado de elaborar un relato de la historia como búsqueda de la estabilidad para  mantener el equilibrio en la vida interna de las sociedades y en las relaciones entre ellas.

Uno de los derechos de la sociedad, es el derecho a la estabilidad como elemento imprescindible para asegurar un marco legal de convivencia en el que, respetando las funciones y competencias de los poderes del Estado, se abran tantas acciones, cambios y debates como puedan para enriquecer e impulsar la evolución de la sociedad. En otras palabras, en una democracia y un régimen de libertades consolidados, la estabilidad es una condición fundamental para que las sociedades avancen.

Hoy, el valor sigue vigente más que nunca dada la rapidez de la transformación en la que están inmersas las sociedades, no sólo internamente, sino a través de un proceso globalizador sin precedentes conocidos, como está siendo esta cuarta revolución industrial.

Es por ello, que la necesidad de estabilidad es indiscutible y en ese contexto llevamos mucho tiempo reivindicándola desde CEA. De hecho, y como fue recogido por parte de los medios de comunicación, así lo hicimos días antes de que la presidenta de la Junta de Andalucía anunciase la convocatoria electoral de la comunidad con el fin de mantener la estabilidad.

Para las empresas

Precisamente, estabilidad institucional es la capacidad de tomar decisiones en un contexto de certidumbre y seguridad jurídica cuyo grado de acierto dependerá de información, la capacidad y el criterio disponibles para tomarlas.  Esto presupone que buena parte de esa estabilidad corresponde al marco administrativo en la certeza de que será mantenido a lo largo de un periodo de tiempo establecido de antemano.

Dicho de una manera muy gráfica: que las reglas del juego no cambiarán a mitad de partido y por algo tan simple, y a la vez tan valioso, como tener confianza.

Creo que se conoce suficientemente la secuencia de la falta de confianza a todos los niveles. En el caso de la economía y las empresas, los efectos pueden ser dramáticos para una sociedad, porque nadie suele asumir  riesgos por el simple hecho de hacerlo. Y no son los momentos actuales, momentos de inconsciencia, precisamente. El hecho de que esa velocidad de cambio exponencial a la que hacía antes referencia sea cada vez más intenso, requiere de un mayor equilibro y adaptación para una correcta toma de decisiones.

Quiero por tanto apelar a nuestro derecho a la estabilidad institucional. Al derecho a la seguridad de las empresas andaluzas. A que puedan tomar decisiones y acertar o equivocarse dentro de unos marcos económico y jurídico, objetivos y estables.

Campaña andaluza

Eso presupone contar con un gobierno y unos presupuestos andaluces lo más pronto posible, tras las elecciones del próximo dos de diciembre para comenzar un año que, a nadie se le oculta, se presenta con una fuerte incertidumbre en el escenario político y especialmente en el económico puesto que la desaceleración de la economía, ya prevista por otra parte al desaparecer los estímulos externos que nos han ayudado en los últimos años, no debe pasar de una marcha más moderada de un ciclo alcista.

Centrarnos en Andalucía nos ayudará a situarnos ante la posible erosión de la situación y perspectivas de las empresas españolas en el caso definitivo de que la arbitrariedad y la imprevisión se apoderen de la política económica en lo que depende de los Presupuestos Generales del Estado.

Por eso, los empresarios abogamos por una campaña en la que la agenda de las formaciones políticas y sus programas estén centrados en Andalucía, sus carencias y sus oportunidades. Así lo hemos manifestado también públicamente y así lo esperamos de quienes concurren a ella.

Las empresas y los empresarios necesitamos por tanto, estabilidad. Como dice Peter Drucker, al que todos conocemos como uno de los expertos imprescindibles en management, “la planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes”. Y el porvenir de las decisiones presentes, es ahora.

Javier González de Lara y Sarria, Presidente de CEA.