Artículo del Presidente de CEA publicado en Actualidad Económica: Dossier Quien es quién en Andalucía 2017
Con frecuencia, pervive todavía en ciertos ámbitos una visión de Andalucía anclada en lo pintoresco, incluso nos podemos encontrar con injustas valoraciones folclóricas. Este enfoque erróneo responde, en muchas ocasiones, más al desconocimiento que a un análisis sosegado de la realidad andaluza.
Si llevamos esta visión distorsionada al campo de la empresa, pervive también la idea, aún más injusta, de que ésta es una tierra poco proclive a la iniciativa empresarial. Sin duda, son todos grandes tópicos alejados de la auténtica realidad económica, empresarial y social andaluza.
Por fortuna, Andalucía se nos revela como una Comunidad Autónoma de primer orden dentro del conjunto de las regiones que integran España. Su extensión territorial, su población, su PIB, su capacidad de crecimiento en los tiempos de bonanza y su evolución positiva en las últimas décadas, la configuran como una región con un potencial de desarrollo económico y empresarial muy notable.
En realidad ésta es una Comunidad en la que sí late con intensidad el espíritu empresarial, corroborado por el rigor de los datos. El Informe GEM (Global Entrepreneurship Monitor) Andalucía 2016, que analiza el emprendimiento empresarial en nuestra Comunidad Autónoma y que fue presentado en la sede de la Confederación de Empresarios de Andalucía, señala que nuestra tierra presenta una tasa de actividad emprendedora mayor que la media nacional, lo que da pie a que sea la región española con mayor número de personas inmersas en un proyecto emprendedor: algo más de 320.000 andaluces según este último informe.
Por otra parte, la participación de Andalucía en el tejido empresarial nacional ha venido oscilando en torno al 15 por ciento; y ahora se encuentra ligeramente por encima. Este porcentaje sitúa a la región andaluza en el tercer puesto del ranking nacional en cuanto al número de empresas, solo por detrás de Cataluña y de la Comunidad de Madrid.
Nuestra región fue golpeada duramente por la crisis económica, en la que perdió más de un 10 por ciento de su tejido empresarial en el periodo 2008-2013. Hecho que supuso en términos netos la desaparición de aproximadamente 54.000 empresas. No obstante, a partir de 2014, las actividades empresariales comenzaron poco a poco a avanzar por una nueva senda de recuperación y crecimiento, que alcanza ya su tercer año.
De este modo, a finales de 2016 se contabilizaban en la Comunidad Autónoma de Andalucía algo más de 500.000 empresas activas no agrarias, lo que respecto al cierre del ejercicio 2013 supone un crecimiento acumulado del 7 por ciento: aproximadamente 33.000 nuevas empresas en términos netos. Un porcentaje superior al registrado para el conjunto nacional. Por tanto, en el trienio 2014-2016 Andalucía ha logrado recuperar del orden de un 60 por ciento de lo perdido con la crisis en términos de actividad empresarial.
Todos estos elementos económicos y empresariales, que se manifiestan en el empuje de la vocación empresarial y en la capacidad de recomponer el tejido empresarial andaluz tras una de las peores crisis económicas, componen un escenario muy atractivo para la inversión y la implantación de grandes empresas en Andalucía.
Nuestra tierra es un lugar con un gran potencial para invertir y para desarrollar iniciativas empresariales, no sólo por su ubicación estratégica, su buen clima o cultura del saber vivir, sino por toda esta realidad del tejido empresarial andaluz, que, a pesar del pequeño tamaño de la mayoría de sus empresas, está respondiendo a todos los nuevos retos del siglo XXI y ha realizado un destacado esfuerzo para avanzar tras la dura crisis económica.
Este potencial de desarrollo en Andalucía se apoya también en unos sectores productivos que han sabido transformarse mediante la innovación y la internacionalización, como es el caso de la agroindustria; a la que se suma la recuperación de la minería; la siempre renovada industria aeronáutica y también aeroespacial; una dinámica industria auxiliar metalúrgica, logística y de automoción, así como una potentísima industria turística que no para de crecer y diversificar su actividad. Y por supuesto un sector de la construcción e inmobiliario que comienza a recuperarse.
En esta potencialidad de desarrollo se abren camino igualmente sectores emergentes con gran futuro, como la economía azul, que se fundamenta en la sinergia de los negocios en torno al mar y la costa andaluza, o la economía verde que trasforma las exigencias medioambientales en oportunidades empresariales.
Una nueva generación convive con el tradicional sector empresarial andaluz, con una visión estratégica ampliada gracias a la mejora de su formación, a la apertura a las nuevas tecnologías y a una consolidada vocación por ejercer la acción empresarial desde una concepción más responsable socialmente.
En definitiva, Andalucía tiene un extraordinario potencial de desarrollo empresarial y económico que rompe los tópicos del pasado y que evidencia sus grandes posibilidades para la inversión productiva y para los negocios.
Javier González de Lara y Sarria