Artículo del Presidente de CEA para Agenda de la Empresa Nº 224
Si hacemos caso a los distintos informes económicos y a la propia percepción que se manifiesta entre las empresas, nos encontramos en una situación crucial para que aprovechemos las expectativas que se nos presentan, puesto que desarrollo empresarial, crecimiento económico y creación de empleo parece que vuelven de nuevo a ir de la mano. Es el momento para tomar decisiones en todos los ámbitos, tanto en el político, como en el económico y en el social, con el fin de generar entornos más competitivos para el crecimiento empresarial.
Andalucía necesita más y mejores empresas, para fortalecer nuestro bienestar, mejorar el presente y garantizar el futuro. Este es el reto que todos compartimos.
Es, por tanto, la hora de poner el foco en sectores con vocación de futuro, como los que representan la economía verde y la economía azul. Un reto a medio plazo que, en el ámbito de las empresas andaluzas, ineludiblemente debe ir también acompañado por la transformación digital, por la aplicación de la tecnología y la automatización de procesos en las empresas.
La economía verde y la economía azul, los colores de la economía, se nos presentan como dos claros ejemplos de modelos que conjugan innovación, con tradición; que parten de la sostenibilidad, pero que no niegan el desarrollo económico, sino que lo posibilitan y, si se hace de forma seria y adecuada, lo incentivan. Nuestras especiales características geográficas y nuestro amplio territorio, nuestra tradición, la cualificación de nuestros recursos humanos y la vocación innovadora nos sitúan en un punto de partida muy válido para el desarrollo tanto de proyectos de economía verde, como azul, así como en relación a la digitalización.
Lo que podríamos denominar la economía verde está ligada a la necesidad de que el desarrollo económico, la cohesión social y la responsabilidad ambiental vayan siempre de la mano. Se manifiesta en áreas tan importantes para la actividad empresarial como la gestión de residuos, la energía renovable y la eficiencia energética, la producción ecológica, la gestión del medio rural, el tratamiento y depuración de aguas, el transporte y movilidad sostenible, la construcción sostenible y el I+D+i ambiental.
Una economía que encuentra en el medio ambiente un factor estratégico de crecimiento y no una traba competitiva, como en muchas ocasiones parece destacarse.
La economía azul, la relacionada con el mar, parte de un entorno físico ante el que Andalucía tiene una gran potencialidad, con un inmenso balcón de 945 kilómetros de costa. Ante esta realidad orográfica, se nos presentan muy diversas posibilidades de desarrollo económico que nos ofrecen los recursos marítimos, la logística, el transporte, las actividades industriales y auxiliares, la náutica de recreo, la biotecnología, la arqueología subacuática, las energías renovables, la alimentación, las piscifactorías y la oceanografía, todo ello sin olvidar la pesca y su transformación. Todas son oportunidades de negocio a desarrollar y de gran potencial para el impulso económico y empresarial.
Por su parte, no podemos obviar la economía digital, que no tiene color, porque carece de soporte físico que la identifique. La digitalización es, sobre todo, un elemento estratégico para la actividad de las empresas. La digitalización es hoy una obligación para las mismas y también una oportunidad para generar más actividad económica.
La digitalización es sobre todo una forma de hacer empresa mediante una planificación digital, que debe estar elaborada para que actúe en, al menos, cinco pilares básicos de la empresa: el negocio, las personas, los clientes, los procesos y la comunicación.
En definitiva, es el momento de modernizar y poner a pleno rendimiento las estructuras productivas de nuestra Comunidad Autónoma, para orientarlas hacia los mercados globales y, por supuesto, a las oportunidades que deparan las nuevas actividades económicas, como son las de la economía verde y la economía azul.
Son los colores del futuro de nuestra economía, una economía en la que la innovación debe ser el gran hecho diferencial que nos permita alcanzar ese objetivo de tener más y mejores empresas.
Javier González de Lara y Sarria, Presidente de CEA.